Cuando se trabaja para teatro, o para cultura en general, corres el riesgo de que muchos trabajos queden en agua de borrajas. Un creador teatral, por ejemplo, siemrpe va a necesitar video para antes, durante y despues de realizar un proyecto. Ya sólo para presentar una propuesta a productores, festivales o inversores, es necesario presentar, entre otras tantas toneladas de información, un video teaser que muestre la esencia del proyecto que se quiere llevar a cabo.
Este video teaser suele quedar en el tintero si el proyecto no tira adelante. Es un riesgo que hay que correr, que se suma a la precariedad de las empresas culturales que normalmente empiezan pidiendote un favor con la promesa de otorgarte toda la covertura audiovisual si esque la propuesta supera esta primera fase.
De primeras podría parecer que es un riesgo sin ningún beneficio. Y es verdad. Se van a invertir muchas horas, mucho material y mucho esfuerzo en algo que puede que quede en nada. Tal vez se pueda ver así si uno atiende a lo monetario y meramente empresarial.
Pero pongamos el ojo en lo profesional: este tipo de trabajos son un campo abierto a la experiemntación, al poder hacer sin tapujos, a la libre creación y a la busqueda de nuevas formas de trabajar.
Son proyectos que suelen trabajar conceptos muy delicados y muy concretos, y conseguir dar en la diana es tan dificil cómo satisfactorio. Son una salida del espacio de confort donde sabemos que sabemos hacer, y meternos en lo que no controlamos. Y eso es algo impagable.
Te juntas con un creador que tiene las cosas muy claras. Clarísimas. Pero no tiene un puerto USB con el que descargar de su cabeza la información clara en PDF para darte las instrucciones de qué es lo que tiene tan claro. Entonces empieza a hablar de conceptos, de emociones, de cosas que el quiere transmitir. Esa primera reunión con el creador es maraillosa porque es una búsqueda de un punto común.
Yo voy haciendo preguntas y voy apuntando conceptos, imágenes que me vienen a la cabeza, y cuando él o ella acaba, empeiza mi turno.
El proceso es largo. Es tal cual como entrar en una biblioteca con todos los libros puestos en una sola pila enorme en el centro. Imagina que entras en esa biblioteca y ves esa pila en el centro y los estantes vacíos. Y con unas pocas preguntas tienes que entender en qué orden van esos libros para que el bibliotecario (el creador en este caso) pueda entrar y sentir que cada idea está justo donde el quería.
Terminar un video tan conceptual como los que se suelen pedir en estos casos y ver que has dado en el clavo y que la persona interesada, no solo lo entiende sino que se emociona, es una sensación de satisfacción personal y profesional que no se paga con ningún sueldo.
Con esto no quiero decir que prefiero prescindir de comer y de vivir. Simplemente que vale la pena arriesgar un poco si además luego vas a cubrir una producción teatral o una propuesta artística de cualquier índole. Además te llevas un trabajo más a tu mochila de videógrafo y seguramente acabarás con amigos nuevos, ya que en estos casos, cada compañía acaba tratando al videógrafo como uno de los suyos.
Este es uno de esos trabajos.
Fran de la Torre, actor y autor teatral, quiso presentar una propuesta para el Festival Russafa Escénica 2017. En este caso el proyecto fue rechazado y algunas cosas, como por ejemplo este video, quedaron en el tintero.
Ahora lo publico para que lo podáis ver.